Renacimiento del emperador Xuan Tian - novela - Capitulo 6
Capítulo 6: Ecos de Poder y Traición
La Secta del Dragón Celestial, en su esplendoroso enclave en la montaña más alta de Xuanxuan, bullía de actividad. Xuan Tian, convertido en el emperador de la secta, sentía la pesadez de la corona de responsabilidad mientras caminaba por los antiguos caminos pavimentados con piedras de la energía del dragón, reflexionando sobre los desafíos que enfrentaba.
La muerte en su mundo anterior le había enseñado la importancia de cada momento, y ahora, con la vida eterna a su disposición, no quería desperdiciar ni un segundo. Observando a los discípulos que entrenaban incansablemente, Xuan Tian recordó su propósito: forjar una secta invencible, preparada para cualquier amenaza.
A su lado, el anciano maestro Qi, su consejero de confianza, comentó sobre la necesidad de fortificar aún más las defensas. “El universo es vasto y lleno de enemigos ocultos que esperan nuestra debilidad,” advirtió con voz grave. Xuan Tian asintió, plenamente consciente de la magnitud de la tarea.
Convocó a una reunión de todos los maestros y estrategas de la secta. En el gran salón, iluminado por lámparas que ardían con fuego celestial, expuso su visión. “Debemos ser inquebrantables. Cada piedra de esta montaña debe ser un bastión, cada discípulo un guerrero sin igual,” proclamó con firmeza.
Los planes para aumentar la seguridad se desplegaron sobre las mesas, incluyendo la creación de nuevas formaciones defensivas que no solo protegerían físicamente la secta, sino que también ocultarían su presencia a ojos indiscretos. Los mejores alquimistas fueron asignados para desarrollar elixires que fortalecerían a los cultivadores más allá de sus límites naturales.
Durante las semanas siguientes, Xuan Tian supervisó personalmente la implementación de estas estrategias. Visitaba diariamente las diversas áreas de entrenamiento y los talleres de alquimia, su presencia un recordatorio constante de su compromiso con la secta.
Un día, mientras inspeccionaba los nuevos sistemas de vigilancia a lo largo de los límites de la secta, una anomalía llamó su atención. Un pequeño artefacto, escondido entre las rocas, emitía una tenue señal mágica. Alarmado, Xuan Tian convocó a su equipo de especialistas en artefactos.
“Esto es un dispositivo de espionaje,” concluyó la maestra Jin, una experta en objetos mágicos, después de un detallado análisis. La revelación fue un duro golpe. Alguien había logrado infiltrarse en la secta lo suficientemente como para plantar tal dispositivo.
Xuan Tian convocó otra reunión urgente. “Esto es obra de un traidor, o peor, de un enemigo externo,” dijo con voz severa. Ordenó una revisión completa de todos los miembros de la secta, desde los discípulos más jóvenes hasta los ancianos más respetados.
La investigación fue exhaustiva. Xuan Tian no dejó piedra sin levantar, cada rincón de la secta fue inspeccionado, cada miembro interrogado. Después de días de búsqueda intensiva, la fuente de la traición fue descubierta: uno de los ancianos, un hombre que había estado en la secta por más de trescientos años, había sido seducido por las promesas de un enemigo rival.
Xuan Tian enfrentó al traidor frente a toda la secta, la tensión y la decepción marcadas en su rostro. “¿Por qué has traicionado a tu familia?” preguntó, su voz cargada de una mezcla de ira y tristeza.
El anciano, con la mirada baja, confesó haber sido corrompido por la promesa de un poder que superaba el de la inmortalidad, un poder oscuro y seductor ofrecido por la Secta del Abismo Oscuro.
Decidido a que esta traición sirviera como una advertencia, Xuan Tian ordenó la expulsión del traidor, no sin antes asegurarse de que el conocimiento y las influencias del oscuro poder fueran completamente erradicadas de su mente. A partir de este incidente, las defensas se fortalecieron aún más, y la vigilancia se intensificó al máximo.
Desde ese día, la Secta del Dragón Celestial no solo se fortaleció en su infraestructura sino también en espíritu. La traición había enseñado una valiosa lección: en la búsqueda de la supremacía, la vigilancia interna era tan crucial como la defensa contra enemigos externos. Xuan Tian, con esta nueva sabiduría, prometió llevar a su secta hacia un futuro donde tal traición nunca pudiera ocurrir de nuevo.